Ansiedad: Causas, síntomas y tratamiento

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción común a todos los seres humanos. Y como otras emociones que experimenta el ser humano, cumple una función. Se trata de prepararnos ante lo que podría ser peligroso, activándose frente a la percepción de una amenaza o peligro. Así, se podría definir como una respuesta fisiológica de alarma.

Podemos decir que, el hecho de tener ansiedad, funciona como un sistema de alarma interno. Y es que siempre ha servido al ser humano para prepararse ante lo que pueda venir.

Como cualquier otra emoción, es útil y adaptativa en muchas situaciones de nuestra vida (siempre que impliquen un peligro real). Por ejemplo: para ponernos a resguardo ante cualquier situación externa verdaderamente peligrosa, como puede ser un animal fiero o estar a punto de ser atropellados.

También es muy útil en otras situaciones, como empezar a estudiar ante un examen importante o entregar a tiempo una tarea en nuestro trabajo. Son situaciones puntuales en las que la ansiedad nos ayuda a resolverlas.  Es un aliado, es controlable y comprensible por la tarea que tenemos delante, aunque a veces no sea cómoda. Este tipo de ansiedad no implica un sufrimiento grave, y sería la denominada “ansiedad buena”.

Sin embargo, a veces ocurre que toda esta precisa maquinaria de prevención de accidentes y demás desastres no funciona como debiera y se dispara la reacción de alarma ante estímulos inofensivos. El inconveniente es que esta respuesta ancestral, que era muy buena para huir de los depredadores, ya no es tan buena para afrontar las dificultades del día a día. De nada me sirve estar preparado para correr cuando me enfrento a un examen o a una situación difícil en el trabajo. Es más, la mayoría de las ocasiones resulta contraproducente y condiciona muchísimo nuestra vida, pudiendo ocasionar un tipos de ansiedad.

Causas de la ansiedad

Existen determinadas situaciones y experiencias que pueden dar lugar a esta ansiedad de la que hablamos. Entre ellas, vamos a ver las más comunes:

• Situaciones de peligro físico. Como hemos dicho antes, la ansiedad es un estado de alarma que se produce ante determinados peligros. Un animal, una caída, un accidente… etc. En este caso se trataría de una ansiedad razonable.
• Escenarios que presenten elementos propensos a la fobia. Este es uno de los tipos de ansiedad más comunes. En este punto hablamos de acciones como viaje en avión, miedo a las agujas, temor a encerrarse en un ascensor… una serie de situaciones que encienden ese estado de alarma, incluso sin haber peligro real. En este caso se trataría de ansiedad patológica.
• Momentos de examen o juicio. Cuando sentimos que nos están evaluando, ya sea en una prueba, un test en la universidad, un examen de conducir… donde el resultado puede ser negativo, la ansiedad llega a dispararse en algunos casos, por temor a ese resultado, tratando de una ansiedad patológica.
• Falta de control sobre una situación. A veces pueden darse situaciones en las que la persona siente que pierde el control, bien sobre la misma, sobre sus acciones o sobre los resultados que están a punto de producirse. Esto le lleva a un estado de ansiedad patológica por encima de lo común.
• Miedo a padecer enfermedades (hipocondría). Presentar un miedo excesivo a padecer cualquier tipo de enfermedad lleva al paciente a cuadros de ansiedad elevados. La sensación de padecer alguno de los síntomas y tener el pensamiento de haber contraído esa enfermedad propician ese estado.